Una vez más, Heracles debía
llevar un animal vivo a Micenas. Esta vez se trataba de un jabalí salvaje,
criatura fiera que sembraba el terror en la zona del monte Enmanto al norte de
Arcadia.
De camino a
aquel lugar, Heracles tuvo ocasión de alojarse con el centauro Folo , y enfrentarse a los otros centauros, que no querían que se le
sirviese vino en la jarra que Dioniso les había regalado. Muchos centauros
murieron en la disputa con Heracles, que utilizó sus flechas envenenadas, una
de las cuales hirió a Quirón de manera accidental. Dado que este centauro sabio
era inmortal, el veneno no acabó con su vida, pero le hizo sufrir un dolor muy
agudo que desesperó a Heracles. Después decidió regalarle su inmortalidad a
Prometeo .
Heracles atrapó
al jabalí tras perseguirlo por la nieve y conseguir atar sus patas. Cuando
llegó a Micenas con el terrorífico animal, Euristeo huyó para ocultarse en la
vasija de bronce que había ordenado que le construyesen.
Tras completar
esta tarea, Heracles se unió a Jasón y los Argonautas para ir a Colchis en
busca del Vellocino de Oro.
Heracles jugó un
papel muy importante en la expedición, pero regresó a Grecia antes de que el
barco alcanzase Colchis.
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