El amor es ciego y la Locura lo acompaña

En el comienzo de los tiempos y cuando la madre tierra aún no había creado al hombre, ya existían los sentimientos humanos. Éstos habitaban en la naturaleza, en paz y armonía; cada uno con sus virtudes y defectos, pero sin conflicto alguno. Un día, la locura les propuso a los demás sentimientos jugar al escondite, ya que se aburría. Casi todos aceptaron aunque hubo excepciones como fue el caso del orgullo al cual le parecía un juego tonto; o el de la maldad, que se encontraba sumida en un profundo sueño esperando al nacimiento del hombre para corromperlo. La locura contó hasta 100 y comenzó a buscar. La primera a la que descubrió fue a la estupidez, que no supo donde esconderse; la segunda fue la amistad, que ayudó a los demás sentimientos a ocultarse y por ello no le dio tiempo a hacerlo ella misma. La vanidad no fue demasiado difícil de encontrar, ya que se había quedado ensimismada con su reflejo en un riachuelo. Poco a poco, la locura fue descubriendo a todos. Uno de los que más le costó encontrar fue la inteligencia, ya que consiguió hallar el mejor escondite. La locura comenzó a buscar al amor, que no lo había encontrado todavía y era el último sentimiento. Cuando la locura comenzaba a desesperar, pasó al lado de unos rosales, que de frente se movieron un poco y allí se encontraba el amor admirando las flores, pues estaba enamorado de todo lo bello. La locura se acercó en silencio a los rosales para sorprender al amor, que no se había enterado de su presencia. La locura asustó al amor y éste cayó, con la mala fortuna de que se le clavaran multitud de espinas en los ojos. Lágrimas de cristal y sangre brotaron de sus ojos y, desconsolado, preguntó a la locura porque le había hecho eso, que ya no podría volver a admirar jamás la belleza del mundo, que su existencia ya no tenía sentido...la locura, apenada y sinceramente arrepentida, prometió que siempre iría de su mano y sería sus ojos, la luz que guiaría sus pasos; y desde entonces el amor es ciego y siempre va acompañado de la locura, y así será para siempre...