Recuerdo tus bellas pupilas negras
Como apreciables piedras de onix
Brillantes a la luz de la mañana
Que me fascinaba al contemplarlas
Tu semblante tan radiante
Un sol en verano resplandeciente
Que con tu sonrisa tan perfecta
Destellas como ángel
Y así también tu dulce voz
Como el canto del querubín
Me atrapabas en tus palabras
Lo disfrutaba en mis oídos
Pasando a admirar tu sonrisa
Mirando tus dientes relucientes
Esa risa tan alegre
Que perdura en mi interior
Que tentador ver tus labios
Tus hermosos labios refinados
La deseosa tentación de un beso
De un beso suave y delicioso
Como una lenta mordida
a una manzana tan jugosa
como el pecado de Eva al fruto
Así el mió con tus labios
de poder tocarlos con los miós
acariciarlos de tal modo
del cual se toca a una rosa
Así mis labios con los tuyos